Parle moi

La ciudad zumba, pero dentro hay silencio, un silencio tan profundo que se oye el corazón crujir con billetes de recuerdos. Aquí nadie cuenta los centavos, solo las pérdidas. Amor y lealtad suenan como viejos juramentos de los que no se puede prescindir, incluso si la vida ha cambiado de rumbo hace mucho tiempo. Entre líneas, la fatiga de un adulto que entendió demasiado pronto el valor del mundo y de sí mismo en él. Por fuera, sangre fría; por dentro, una fina grieta por la que se filtra todo: el dolor, la ternura y un poco de fe en que en algún lugar hay alguien que entenderá sin palabras.