Zipette

Un sueño entre el glamour y el polvo de la calle, donde Carla Bruni suena mezclada con el bajo y los escaparates brillantes no reflejan a modelos, sino a quienes están demasiado cansados para mirarse al espejo. Todo se ha mezclado: los negocios con la poesía, la marca con el éxito, el sueño de la pureza con la suciedad de las zapatillas. La ciudad vive aquí según sus propias leyes: algunos son «blanc comme neige», pero todos están involucrados de todos modos.

La música llega en oleadas, como si desde algún lugar del metro llegara el eco de un lujo que hace tiempo perdió su brillo. Entre líneas se percibe una sensación de cinismo y melancolía, como después de una noche en la que las risas sonaban más fuerte que el sentido. Y, sin embargo, hay una extraña belleza en esta mezcolanza: como si alguien hubiera puesto un viejo disco no sobre el amor, sino sobre la supervivencia, y aún siguiera sonando, ligeramente ronco, pero persistente.