Catalina

La dulce embriaguez de una tarde tropical, cuando el aire parece bailar al compás y nada requiere prisa. Todo alrededor brilla con la suave luz de los escaparates, de los que no quieres alejarte, sino disolverte. Entre bromas y coqueteos se oye una voz, como la de un héroe seguro de su encanto y un poco demasiado entusiasmado con el proceso de salvar a una bella dama. Un poco teatral, un poco deliberado, como una escena de una película antigua, donde la pasión se presenta con una ligera ironía.

La melodía te atrae como una cinta en el pelo al viento: juguetona, sensual, sin promesas. Aquí no se trata del amor eterno, sino de un momento que quieres vivir con brillantez, aunque mañana todo se derrita como el hielo en un vaso.