恋

El primer amor siempre huele a pasillos escolares y vacaciones de verano. Parece una historia normal: una mudanza, una nueva compañera de clase, una tímida confesión, y de repente todo el mundo se vuelve más brillante. Pero la alegría adolescente no dura mucho: las citas se vuelven más escasas, las llamadas más silenciosas, y donde ayer había risas, ahora hay una pausa incómoda.

Y entonces las palabras «vamos a romper» suenan demasiado fáciles, pero luego llevan décadas pesando. Porque en la memoria permanece aquella chica con una sonrisa radiante que lloró el último día. Hace tiempo que siguió adelante, tiene una familia, una nueva etapa, una nueva vida. Pero en su interior aún se conserva el verano con un ligero sabor a pesar y la comprensión de que el primer amor nunca se va, aunque parezca que terminó hace mucho tiempo.