L'ULTIMA POESIA

La voz parece venir de lejos, a través de la luz de la tarde y el olor a sal. Las palabras no tanto se pronuncian, sino que se exhalan, como una confesión que hace tiempo se convirtió en la silenciosa costumbre de enfermar. En cada "todavía" se siente cansancio, pero también la ternura que no se va, incluso cuando la razón ya se ha ido. La música fluye como una carta vieja sin dirección: líneas un poco borradas, la tinta se ha corrido, pero entre ellas vive el recuerdo de una persona que ya no se espera, pero que aún así se recuerda. Y por eso se siente un poco más cálido, como si el corazón se susurrara a sí mismo: "que duela, pero que sea hermoso".