PERCHÉ

Todo a su alrededor pareció exhalar y empezar a hacer preguntas. Uno tras otro, sin comas, sin pausas. ¿Por qué la lealtad es ahora un lujo? ¿Por qué es más fácil hacer la guerra que curar? ¿Por qué la gente vive como si se disculpara por el mero hecho de existir? El mundo gira, truena, vende la conciencia al por mayor, y a cambio solo hay un silencioso "¿por qué?". Como si alguien estuviera al borde de la noche y arrojara esas preguntas al cielo, no por obtener una respuesta, sino para no callarse. El ritmo latía como un pulso antes de la confesión, la voz cansada, pero obstinadamente viva. No había desesperación en él, sino determinación: si todo no cambia, entonces tendrá que cambiar uno mismo. Y de repente, en la oscuridad, algo suave brilló, la idea de que la luz no estaba afuera. Se esconde en el miedo mismo, en la oscuridad de la que huyen. Y tal vez ahí esté la respuesta a todos los "por qué".