Nothing Even Matters

Cuando todo se derrumba a tu alrededor, desde las torres de oficinas hasta las esperanzas futbolísticas, y el corazón está inexplicablemente en calma, significa que en algún lugar cercano se ha logrado ese equilibrio. Uno donde ni siquiera necesitas manicura, y que el jefe llame tres veces, porque en esta calidez no queda espacio para la prisa. El mundo puede irse a pique, pero en el interior suena suavemente: "nada importa". No porque haya apatía, sino porque finalmente todo está en su lugar. Es como una mañana sin café, pero con la voz de tu ser querido en un estado de semidormido. Como un baile sin ritmo, donde los cuerpos aún coinciden. Simplemente la vida se ha vuelto suave como la seda en la piel, y si mañana se da la vuelta, que así sea. De todos modos, hay algo por lo que vale la pena quedarse en este dulce "no importa".