Pétunias

Las noches se reducen a raros bocados de sueño, y en la cabeza solo da vueltas una cuenta: los ceros en el papel son más fuertes que cualquier «me gusta». El sonido del motor, la costa y el sol cerca, como si el éxito fuera geografía: siempre cerca de la costa y en los altavoces de todos. Todo parece un acuerdo con cautela: los negocios están presentes en cada frase, lo personal queda cuidadosamente apartado «en el cajón».

La sonrisa de la sátira está ahí, donde los habituales «haters» se convierten en estadísticas: tres millones y un poco más de envidia por encima. Las personas que nos rodean a veces parecen personajes de una película antigua: murieron hermosamente, entre petunias; los traidores aparecen más a menudo que los antiguos amigos. La ironía es que las palabras grandilocuentes sobre «las calles» provienen de aquellos que hace tiempo se sentaron en cómodos sillones, y la verdadera lucha es por mantener la tranquilidad y la cartera.

Entre los principios declarados y los deseos reales hay una tensión en la que se las arreglan para bailar. Los elogios se posponen, pero los trofeos ya cuelgan de la pared, aunque no calientan directamente, sino como las cuerdas de una guitarra: la vibración permanece, pero el contacto es cauteloso. Toda esta historia no es una confesión, sino una lista precisa de sensaciones: ruidosa, densa, con una pizca de ironía y una coraza protectora de hechos.