4h44

En estas líneas se percibe cansancio mezclado con ternura. Aquí están los eternos encuentros en los portales, las noches de insomnio y los pensamientos de que tal vez sea hora de tomarse un descanso, aunque el corazón sigue volviendo al mismo rostro. El dinero aparece como un fondo, pero el motivo principal no son los billetes, sino el intento de mantener una relación que se resquebraja, pero que aún se sostiene por un hilo.

Suena como una confesión sin adornos: «si quieres, no esperes», pero entre líneas se nota que, de todos modos, se va a esperar. La contradicción entre «ocupado con mis asuntos» y «pienso en ti cada noche» convierte el texto en un diálogo consigo mismo. Y en esta extraña combinación de frío callejero y calor casi hogareño nace una música en la que el amor suena tan fuerte como el ritmo.