打上花火

El verano siempre sabe engañar con el tiempo: parece que aún quedan días infinitos por delante, pero en realidad, en un abrir y cerrar de ojos, un par de puestas de sol, y ya el otoño llama a la puerta. Pero hay tardes en las que cada instante se graba en la memoria como un dibujo en la arena. El ruido de las olas, las palabras dibujadas con el dedo en la orilla húmeda, las flores de fuego en el cielo... y el hombro de alguien cerca, del que no quieres alejarte ni un paso.

En esta música, todo suena como si el mar mismo marcara el ritmo y los fuegos artificiales iluminaran los sentimientos que no se pueden ocultar. La incomodidad se disuelve en el calor de la noche, la inquietud se ahoga en la risa y solo queda un deseo: que esta cercanía dure un poco más, que la noche no termine. Porque estos momentos no solo adornan la memoria, sino que se convierten en su corazón.