チェリー

Hay canciones que suenan como fotos viejas: un poco descoloridas, pero eso las hace más cálidas. Aquí se tiene precisamente esa sensación: el camino serpentea, el sol acaba de salir y por delante se vislumbra un futuro prometedor, ruidoso, impredecible, pero propio. En la memoria quedan los detalles: la arena amarilla, las risas hasta caer en la hierba, las cartas que aparentemente no hay que guardar, pero que la mano no se atreve a tirar.

Las palabras «te quiero» no suenan como un cliché, sino como un apoyo en el que apoyarse cuando la tormenta interior amenaza con derribarte. En ellas hay fuerza y también vulnerabilidad: el deseo de volver a encontrarnos en el mismo lugar donde ya fuimos felices. Y en esta mezcla de ternura y ligero dolor nace una extraña confianza: se puede vivir como se quiera, con honestidad o con astucia, con pérdidas o con hallazgos, pero siempre con la fe de que el viento primaveral traerá algún día ese mismo encuentro.