らしさ

En algún lugar entre la autocrítica y la obstinada luz de los sueños suena esta canción, como el diario de una persona que conoce demasiado bien sus debilidades y, aun así, no renuncia a sus grandes planes. Aquí no hay heroísmo brillante: solo abrasiones, un parche de autoironía y el eterno «bueno, pero es real».

Las palabras se precipitan, como si intentaran superar sus propias dudas, sin perder el aliento, pero sin reducir el ritmo. En cada estrofa hay una mezcla familiar de ira hacia uno mismo, risas entre lágrimas y un inesperado calor hacia ese mismo compañero «oscuro» que ayuda a mantenerse en pie. Se trata de una carrera sin garantías, de cómo ser imperfecto y, aun así, creer que así es como se alcanza la grandeza.