Lilith

El amor, como una bombilla que se quema, brilla intensamente pero deja un olor a quemado. Aquí todo está al límite: celos y atracción, pullas y pasión, convertidos en un juego sin ganador. Ella es Lilith, obstinada, venenosa y hermosa como el pecado en una copa de vino. Es quien promete no buscar, pero aún así escribe de nuevo, como si fuera adicto a su propia destrucción. La música suena como un temblor después de un escándalo: el bajo oprime el pecho, el sintetizador inquieta en algún lugar bajo la piel. En sus palabras se siente el cansancio de que el dolor se haya convertido en una moneda habitual desde hace mucho tiempo. El amor aquí no cura, sino que pone a prueba. Y cuanto más fuerte el "te amo", más agudo el golpe.