Ferma A Guardare

El amor es como un dulce desastre natural: al principio parece que puedes simplemente quedarte al margen, no mojarte, esperar a que pase. Pero de repente, ojos del color del cielo de medianoche, pasos por la escalera, y todo ya se había hundido. Los sonidos aquí son como hechos de dudas y culpa, tiemblan un poco, como por el frío, pero no te sueltan. Cada palabra huele a asfalto mojado en Navigli y a vino sin terminar, ese mismo vino cuando las conversaciones sobre el "amor" suenan casi como un brindis y sobre el "futuro" como una broma. Entre la contención y la franqueza hay un aire sutil donde quedan los lamentos, los besos y la tonta esperanza de que la próxima vez todo será diferente.