APARTMENT

La habitación está llena de humo, denso y dulce, como un recuerdo que no quiere desaparecer. Todo sucede lentamente: las miradas, los movimientos, la respiración, como si alguien hubiera pulsado «repetir» en una vieja película. Una cara nueva, las mismas entonaciones, la misma costumbre de mentir con suavidad, como por preocupación. Y eso solo hace que te dé más vueltas la cabeza.

El pasado regresa no con drama, sino con un eco silencioso: en los olores, los gestos, los matices. Es divertido y doloroso darse cuenta de que la historia se ha reescrito sola, solo que con otros nombres. Y, sin embargo, hay momentos por los que vale la pena quedarse, aunque sea por un par de latidos, en este apartamento lleno de humo, donde el tiempo vuelve a pasar volando, mientras alguien yace sobre otra persona y finge que es la primera vez.