Untungnya, Hidup Harus Tetap Berjalan

A veces, la vida te deja sin suelo bajo los pies y parece que ya está, basta, ya estás cansado de girar la rueda del destino. Pero luego pasa un año y, de repente, descubres que la tierra vuelve a ser firme, la respiración es tranquila y el corazón ya no duele, solo late silenciosamente y con gratitud. A fin de cuentas, es bueno que el mundo no se detuviera cuando tanto deseábamos abandonar el juego.

En esta canción se refleja ese regusto que queda después de la tormenta, cuando ya han quedado atrás los gritos, los rencores y los «por qué» sin sentido. Solo queda un suspiro de alivio: «qué suerte que no me rendí». Porque a veces los milagros no llegan a tiempo, sino después. Cuando ya has aprendido a esperar.