Bila Kau Tak Disampingku

A veces el amor no se trata de rosas, sino de disculpas que se quedan atascadas en algún lugar entre la garganta y el orgullo. Sobre cómo quieres gritar "perdón", pero solo te sale un silencio obstinado. Aquí todo es simple y honesto: sentimientos rotos, un poco de culpa, un poco de celos, y una tonelada de ternura que no cabe en palabras. Es como discutir a gritos con quien después no puedes vivir. La melodía es como una caricia en la cabeza después de la tormenta: un poco triste, un poco ingenua, pero genuina hasta la piel de gallina. Parece que alguien finalmente se confesó, no ante el mundo, sino ante sí mismo, que extraña hasta la locura.