Baddies

En las relaciones, es un caos total, pero con un peinado perfecto. No se trata de amor con poesía y amaneceres, sino de un coqueteo con carácter: ruidoso, juguetón, un poco loco. Ella es como una especia picante, de la que siempre se pone un poco más de la cuenta, pero sin la cual el sabor ya no es el mismo. Él, por supuesto, finge estar cansado, pero vuelve de nuevo, como a una fiesta ruidosa, pero increíblemente divertida.

Todo gira en torno a un poder ligero, no una dictadura, sino la certeza de que puede ser como se quiera, pero solo según sus reglas. Risas, tacones, una mirada por encima del hombro, y ya alguien vuelve a ser «blando-blando». Simplemente un baile de dos temperamentos: ella manda, él está contento. Y aunque todo esto «no esté según lo previsto», al menos hay chispas.