Phénoménal

Un bajo retumbante, como el eco de calles vacías, donde el asfalto recuerda demasiados pasos. En su voz se percibe el cansancio del vencedor que, a pesar de todo, ha llegado a su destino, aunque descalzo. Aquí huele a sudor, gasolina y un poco de vainilla, esa vainilla casera que te viene a la memoria en medio de las paredes de hormigón.

Dice que se ha hecho a sí mismo, y tú le crees, porque detrás de cada palabra no se percibe orgullo, sino la costumbre de sobrevivir. Entre líneas hay traición, cicatrices, pero también cierta ternura, escondida en lo más profundo para no interferir en el asunto.

El ritmo late como un motor con el último litro de combustible, y por encima, la tranquilidad de un hombre que ya no espera la salvación. Solo la velocidad, solo el escenario, solo él y su sombra. Y, sin embargo, cuando suene el último «youou», quedará en el aire la sensación de que la soledad es también una especie de fenómeno.