Blue Jeans

La noche en que las pestañas se pegaron por el rímel corrido y las zapatillas se desgastaron en un baile polvoriento. Allí donde normalmente se esconden los complejos y las miradas envidiosas hacia los «perfectos», de repente bastaron unos vaqueros viejos y el pelo revuelto para que alguien viera la verdadera belleza. Un poco avergonzado, un poco torpe, pero sincero, como si por un momento el mundo entero dejara de ser una competición y se convirtiera en una fiesta de verano con reglas sencillas: bailar, respirar, sentir.

En esta historia no hay glamour ni fotogramas perfectos, solo luces temblorosas en las calles a medianoche, risas entrecortadas y palabras que querías oír al menos una vez, aunque fueran mentiras, con tal de poder creerlas. Y cuando empieza a amanecer fuera, queda una extraña sensación: el futuro te alcanzará de todos modos, pero ahora mismo no importa.