Superstite

A veces, la vida no se ensambla como un rompecabezas, sino como un ticket de supermercado largo, arrugado, con artículos que no recuerdas cuándo ni por qué compraste. En cada línea hay un poco de resentimiento, un poco de orgullo y un poco de envidia por las Barbies ajenas y los platos limpios. Y luego, ¡bam!, y de nuevo la fe de que incluso de células y deudas se puede cultivar una armadura de rima y descaro. La música fluye como una confesión sobre el ritmo, pero en lugar de velas, reflectores, y en lugar de arrepentimiento, un desnudo "así fue". Y cuanto más fuerte es la verdad, más fácil es respirar. Porque si ya no se puede salir limpio, al menos hay que salir honesto, con un micrófono en lugar de una espada. Vives poco, pero una vez de verdad. Y si vas a jugar, que sea a lo grande.