le scarpe slacciate

Canciones de amor congeladas como restos del verano en el congelador: aunque todavía huelen a sol, ya no calientan. A su alrededor, todo recuerda el pasado, como planetas atrapados en la órbita de cosas extrañas. Incluso la nevera parece zumbar al ritmo de las promesas rotas. Todo en este sonido es como un intento de reiniciar una película que se quedó congelada en el fotograma más importante. Inútil: internet no capta sentimientos, la señal no regresa. Solo el olor del verano aún perdura en las palmas de las manos, como un fantasma de lo que podría haber sido si no fuera por los neumáticos desinflados y la mochila cerrada en la que ya no cabe nada. La música oscila entre la amargura y la risa ante su propia ingenuidad, como si alguien se hubiera prometido no llorar, pero aún así se ríe a carcajadas cuando el corazón vuelve a romperse en dos.