BRAVI A CADERE - I polmoni

Todo parece bajo control: gimnasio, clubes, madrugar. Incluso el café ya no es necesario, porque el sistema nervioso ya vive en modo "todo está bien, solo es el fin del mundo". Y solo por la noche, cuando los dientes se aprietan hasta crujir, se recuerda: ningún curso de autodesarrollo enseña a no tener miedo a los sentimientos. La vida camina por la cuerda floja sobre el abismo, sin red de seguridad, pero con un compañero que cae sincrónicamente. Quizás ahí reside el romanticismo, no en tomarse de la mano, sino en caer con gracia, con experiencia y sin pánico. Y sí, quedó claro: vivir es reconciliarse con uno mismo, incluso si por dentro hay un desorden peor que en el portal después de una fiesta. Lo principal es respirar. El resto esperará hasta la próxima caída.