La Tortura

El amor, como siempre, no salió según lo planeado: demasiado orgullo, demasiado poco pan y demasiadas palabras en lugar de hechos. Todo parece justo, se reconocen los errores, las promesas suenan sinceras, pero el cansancio en la voz es ya más fuerte que la pasión. La música arrastra consigo una especie de danza entre la terquedad y el arrepentimiento, donde cada paso adelante se convierte en un suspiro hacia atrás. En cada acorde se siente ese mismo "ay amor", cuando la razón lo ha entendido todo, pero el corazón aún discute. Una mezcla de dolor, flamenco y un suave sarcasmo, como una conversación entre ex que saben demasiado bien dónde duele. Y aunque la despedida suene fuerte, sigue quedando la sensación de que nadie se ha ido realmente.