ANFO႕

La realidad somnolienta de la gran ciudad no es lugar para los débiles. Aquí el espejo no refleja, sino que provoca; las calles huelen a alcohol y a palos, y cada día es como una prueba de supervivencia en la que se pierde el sentido. El mundo parece suspendido en el limbo entre el «me da igual» y el «antes de que sea demasiado tarde». Todo es demasiado real para ser un sueño y demasiado absurdo para ser verdad. Pero entre el ruido, el humo y el ego ruidoso, hay algo que se desliza: el deseo de simplemente respirar, mientras el ritmo late en las sienes, como un recordatorio de que la vida, aunque sea difícil, es la tuya.