カメレオン

El mundo en este sonido es como si respirara a través de un cristal: todo se ve, pero no se puede tocar. Ecos de la antigua estación, un viento ligeramente oxidado entre las palabras, y en algún lugar, un hombre que alguna vez fue familiar hasta la última sombra de su mirada. Ahora parece que se baña en nuevos colores, extraños, pero dolorosamente hermosos. La pista huele a lluvia que comienza sin previo aviso: primero una ligera ondulación en la memoria, luego un aguacero que borra los viejos matices de los sentimientos. Pero en lugar de lo borrado, de repente aparece algo nuevo, no mejor ni peor, simplemente diferente. Y en esta variabilidad hay un consuelo silencioso: incluso las cosas más irrealizables siguen viviendo en el lienzo, si se tiene la valentía de volver a tomar el pincel.