Ayo Technology

Hay humo en el aire, la luz de los focos atraviesa el espacio y los bajos retumban como si también tuvieran pulso. Ella se mueve no por alguien, sino porque no puede evitarlo: el ritmo dicta las leyes de la gravedad al cuerpo, y toda la sala gira ya alrededor de sus caderas. La tecnología, los gadgets, las pantallas... todo desaparece cuando solo queda la física, el cuerpo y la mirada, que se puede sentir incluso a través de la multitud.

La música fluye densa, como el aire caliente de una discoteca, donde cada respiración es una invitación y cada movimiento es una respuesta. No hay romanticismo en ella, pero sí magnetismo, ese que hace olvidar el tiempo y las reglas. La sexualidad se presenta sin vulgaridad, simplemente como un hecho natural, como una fuerza indiscutible ante la que todas las tecnologías son realmente impotentes.