Не глупая

El dolor, como si fuera sal en las heridas, es la receta habitual de las emociones. Los vasos vacíos están cerca, y en el pecho resuena la pregunta: ¿por qué «adulto» no siempre significa «tranquilo»? Otro intento de creer, otra vez demasiados sentimientos en las manos ajenas, y otra vez silencio como respuesta. Pero por dentro ya no hay una niña para la que todo es nuevo, sino una persona que ha aprendido a ver los espejismos y a no correr hacia ellos a ciegas. Es triste, es doloroso, pero hay esperanza: esta cautela ya no tiene que ver con el miedo, sino con la fuerza.