Beg

Una canción es como un coqueteo que se sale de control de repente. Un poco de atrevimiento, una pizca de obsesión y toda esa teatralidad de los sentimientos, donde «me gustas» suena como un desafío y «te necesito» como un ultimátum. Aquí los deseos son fuertes, el lenguaje corporal es el traductor oficial y la química entre líneas es tan intensa que dan ganas de ponerse gafas y alejarse a una distancia segura. Pero no se puede. Porque todo se basa en la atracción: en miradas que no se apartan y palabras que no se dicen a propósito. No se trata de amor. Se trata de tensión y emoción a flor de piel. Quién es quién. Y, a ser posible, sin empates.