Piangere a 90

Parece que todo está claro sobre el amor hasta que llega con las sirenas de la ambulancia y la sensación de confusión de que en algún momento te pasaste de sinceridad. Las palabras salen directamente del estómago, no de la cabeza, y el corazón ya no responde, como si estuviera cosido con hilos ajenos. Y aun así, la risa regresa, aunque sea a través de un moretón, a través del cansancio, a través de una flor ajena que resultó ser una pelota. En esta canción, el dolor no es un drama, sino parte del juego: se puede llorar a los noventa, se puede amar y reírse de uno mismo. Todo se mezcló: orgullo, ternura, absurdo. Pero de alguna manera, de esta mezcla imperfecta, de repente emerge la calidez, esa misma por la que valió la pena gritar: "Te amo, eres extraña".