My Muse

En algún lugar entre la llamada a las cinco de la mañana y la promesa de "no volver a hacerlo", nace una extraña química. Aquella en la que la decencia pierde la voz y la confianza huele a perfume con notas de audacia. Aquí nadie le debe nada a nadie, pero ambos fingen que es un ritual sagrado. Ella está en su era de jefa, incluso en invierno con pedicura y una ligera bruma en el espejo; él es un héroe sin guion que vuelve a dejarse llevar por la inspiración en forma humana. Y parecería que todo es simple: no es amor, es solo una musa. Solo la musa, como se sabe, siempre sabe dónde pinchar para que suene la canción - y la cartera.