Recuerdos del Baile

Cinco de la mañana y el sueño sigue en otra dimensión. Las manecillas giran, los pensamientos también. Fuera, el cielo se oscurece, y con él se aclara el arrepentimiento: tal vez no debí entrar por esa puerta donde olía a vino, música y al comienzo de algo demasiado vivo. La caja de recuerdos se ha abierto de nuevo: corbatas azules, vestidos amarillos, risas un poco más fuertes de lo normal y un baile torpe que ahora, por alguna razón, duele.

Algunas noches solo había que dormirlas. Pero ¿quién renunciaría a la luz si promete ser el sol, aunque sea por un par de horas? Ahora todo está jugado, y solo queda susurrar en un semidormido: "quizás hubiera sido mejor no entrar".