Pica Pica 2

Aquí es sencillo: las piernas saben solas qué hacer. Ni palabras complicadas, ni filosofía, solo pura alegría en un ritmo donde el sol parece saltar de hombro a hombro. El viento del este, sazonado con la locura de la isla, impulsa un solo deseo en círculo: moverse hasta que se acabe el aire, hasta que el mundo se convierta en una gran pista de baile. Cada "sayang" es como un guiño, como diciendo: "No pienses, solo vive mientras los tambores marcan el ritmo". Aquí nadie te pregunta cómo te sientes; todo se ve en cómo se mueve el hombro, en cómo se ríen los dedos. Nona baila, y con ella, toda la geografía del país, donde el calor se pega a la piel, pero es agradable, porque la vida aquí no se trata de "deber", sino de "calentarse y girar". La canción es como una fiesta en la playa, donde los cocos caen al ritmo de la música y la noche huele a mar y libertad. Un poco de locura, un poco de coqueteo... y de repente te das cuenta de que la felicidad, al parecer, puede sonar en cualquier frecuencia, siempre y cuando sea fuerte y con una sonrisa.