Risk

A veces, el enamoramiento no es una persona, sino una pura teoría. Es una locura por una idea, en la que el corazón ya se ha sumergido en las profundidades, pero la mente sigue en la orilla, agitando una toalla y gritando: «¡Ni se te ocurra!». Pero, ¿quién escucha a la mente cuando en la cabeza suenan las fanfarrias de la expectación?

Late en algún lugar entre el pánico y el éxtasis: parece que no ha pasado nada, pero ya da miedo perderlo. Todo está en tiempo futuro, pero las emociones viven en el presente, como si ya se hubieran conocido, besado, peleado y reconciliado. El cerebro construye escenarios, el corazón firma el contrato sin leer las condiciones.

Y así te hundes: de forma hermosa, torpe, con los ojos abiertos. Entiendes que tal vez sea una catástrofe... pero qué catástrofe tan emocionante.