Welcome To The Meadows

Como un sueño amortiguado en la frontera entre el sueño y la realidad, ya sea un vestíbulo con luz cálida o un prado con cerezos y niebla. En el interior, una ligera sensación de dolor: algo importante se va, pero no se rompe, sino que se disuelve suavemente, dejando una huella. En cada repetición de las frases se oye un recordatorio: todo se mueve, todo termina y, tarde o temprano, todos cierran la puerta tras de sí.

Pero en medio de este deslizamiento hay un extraño consuelo, como si las estrellas y la hierba se convirtieran en un punto de encuentro común, incluso cuando los cuerpos se separan en diferentes direcciones. La música hace que la despedida no sea fría, sino envolvente: hay en ella pérdida, ternura y esa rara tranquilidad que se siente cuando comprendes que la separación no es necesariamente un enemigo, sino que a veces es simplemente otro camino a casa.