INDUSTRY MACHINE

Resuena, con una sonrisa, como si alguien hubiera entrado en una habitación demasiado silenciosa y hubiera encendido la luz de repente. Aquí el poder no es ostentoso, sino vivido, como el de alguien a quien ya han intentado derribar, pero que se ha sacudido el polvo y ha seguido adelante, aún más fuerte. Las palabras cortan y ríen al mismo tiempo, el ritmo cojea a propósito, para que se sienta que es algo vivo, no fabricado.

Aquí, la oveja negra no pide aprobación, baila sobre los restos de las opiniones ajenas, chasqueando los dientes de placer. Y mientras los demás discuten sobre dónde está la norma y dónde el caos, ella ya está en el champán, con la sombra de la leyenda a sus espaldas y un ligero desprecio por todo lo «correcto». Puede que el mundo quisiera un juicio, pero lo que obtuvo fue una fiesta en la escena del crimen.