OTTOBRE

El cielo, como la pantalla de un teléfono viejo, está un poco turbio, pero brilla. En la cabeza da vueltas el bajo, en el vaso quedan restos de pensamientos y alguien susurra "chiamami later" como si fuera la contraseña de otra dimensión. El amor aquí no es ternura, sino un ring donde en lugar de golpes hay celos y Timberland chapoteando en los charcos. Todo parece desmoronarse, pero luego, como en un guion, aparece un sol cansado pero honesto. Suena como un intento de reírse en la cara del caos: en un mundo donde todos juegan con clichés, dos simplemente se ahogan el uno en el otro. Sin planes, sin reglas, con ese "crazy in love" que huele a lluvia, humo y un poquito a libertad.