kolońska i szlugi

Huele a verano, a cigarrillos y a perfumes ajenos, ese julio en el que todo parecía infinito y un poco dramático. Entonces, incluso Lana Del Rey sonaba no desde los altavoces, sino como si saliera directamente de la sangre: lánguida, hermosa, con un toque de arrepentimiento. Risas hasta la mañana, llamadas "por error" a las dos de la noche, conversaciones donde entre palabras se deslizaba aquello de lo que no se quería hablar en voz alta. Ahora tiene una nueva vida, una oficina de cristal y los brazos de extraños. Y en la memoria solo quedaron el olor, la lista de reproducción y un par de canciones que no se pueden escuchar sin una pequeña mueca. Pero todo esto ya no duele, son solo fotogramas de una película antigua donde los actores se separaron hace mucho tiempo y los créditos no terminan nunca.