El Hob Gany

El amor irrumpe sin llamar, como un viento cálido que trae arena y deja huellas en la piel. Promete el paraíso y luego te arroja de vuelta a la realidad, donde la noche se alarga infinitamente porque no hay nadie a tu lado. La voz tiembla entre la queja y la sumisión, como si el corazón discutiera con el tiempo mismo: ¿para qué, dice, todo esto, si el final ya está escrito? Suena como el monólogo interno de una persona abrumada por un sentimiento que la desequilibra. Todo se puso patas arriba: la rutina, el orgullo, incluso la imagen que tenía de sí mismo. Y aun así, te atrae hacia donde duele, porque allí alguna vez hubo calor. El amor llegó, me sacudió, se fue... y dentro quedó un eco: cansado, hermoso, descaradamente vivo.