AEAO

Parece la banda sonora de una madurez que nadie pidió. Aquí, el ruido de la ciudad se mezcla con la respiración pesada, y luego con los sueños que aún no se han desvanecido de la mente. Todo está un poco cansado, pero sigue vivo, como un corazón que no se rinde simplemente porque no sabe hacerlo de otra manera. Los errores, el cansancio, las dudas... todo se combina en un ritmo obstinado, en el que lo importante no es ganar, sino simplemente no detenerse. Y en medio de este ajetreo de hormigón, de repente brota algo diminuto: la esperanza, obstinada como la hierba entre las losas.