Tak Ada Ujungnya

A veces los sentimientos no regresan con fanfarrias, sino silenciosamente, como un rayo de sol que se abre paso a través de una ventana empolvada. Al principio piensas: "Parece que me lo imaginé". Después, ya es tarde. Todo vuelve a estar vivo: el corazón, la respiración, incluso las sombras en las paredes parecen haberse vuelto más cálidas. El amor aquí no se trata de fuegos artificiales ni de confesiones en verso, sino de una obstinación suave: guardar lo que de repente vuelve a latir dentro. En esta sonoridad reside la tranquila fuerza de quienes un día perdieron, pero no dejaron de creer que se puede sentir todo de nuevo.