Zielony Szmaragd

Todo brilla, desde la pintura del capó hasta la ironía entre líneas. El mundo se divide entre los que sueñan con el «esmeralda verde» y los que ya han aparcado el suyo. Aquí no hay lugar para la modestia: solo champán en la guantera, seguridad en cada sílaba y una sonrisa que suena más fuerte que el motor. Detrás de esta bravuconería no hay solo lujo, sino el recuerdo de aquellos tiempos en los que el único «clase S» era el autobús. Los sueños han crecido, pero el sabor sigue siendo el mismo: dulce, con un ligero toque de descaro y la fe en que es posible escapar. Lo principal es no frenar en rojo.