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Descripción
El calor se pega a la piel igual que esta melodía a los oídos. Todo parece derretirse: los pensamientos, las palabras, incluso las ganas de moverse. No hay que explicar, justificar ni demostrar nada: el aire tiembla, y eso es suficiente.
En cada repetición, un obstinado «déjame en paz». Sin planes, sin explicaciones, solo un fotograma ardiente en el que lo único que importa es mantener el pulso. La música aquí no llama a avanzar ni lleva atrás, sino que lo convierte todo en un viscoso «ahora» en el que el tiempo apenas respira.
Ligeramente atrevido, un poco perezoso, pero a la vez magnético, como la banda sonora del momento en que el mundo te obliga a callar y simplemente existir bajo el sol abrasador.
Letra y traducción
Esta canción es instrumental.