Original Don

El ritmo resonante parece golpear el pecho con el puño: «respeta la fuente original». Las palabras sencillas se repiten como un conjuro, y ahí reside su fuerza. Aquí no hay lugar para el drama innecesario, solo el calor de los tambores, la seguridad en la voz y esa sensación de que «original» no es solo una palabra, sino un estatus ganado con el sudor y el calor de la pista de baile. La música suena como un manifiesto callejero: directa, fuerte y con un sincero respeto por las raíces.