Problem Solver

Ruidoso, sucio y arrogante, como si la juventud hubiera decidido declararse la guerra a sí misma y la hubiera ganado a medias. Aquí no se trata de poses ni de estilo, es simplemente hambre, apretada en un puño, bajo los bajos que retumban como el latido del corazón después de una pelea. Todavía un chico, pero ya con ese brillo depredador en los ojos que aparece cuando el futuro no promete nada más que velocidad y riesgo. Cada línea es un desafío, cada rima una armadura. Ningún ídolo, excepto mis propias ambiciones. El mundo parece estar en pausa mientras esa voz dispara palabras al techo, al cielo, a sí misma. Y aunque aún no es una estrella, ya es la órbita que gira solo alrededor de la voluntad de no rendirse.