Per dimenticare

El amor no siempre se trata de felicidad, a veces se trata de una maleta en la mano y billetes "a cualquier lugar, con tal de no estar cerca". Cuando el corazón late suavemente al ritmo de una boda ajena, y la sonrisa se mantiene a base de palabra y una gota de amor propio. En el escenario, parece que hay felicitaciones y palabras amables, pero tras bambalinas se escucha un sutil susurro de un "quédate" no dicho. La melodía avanza sin prisa, como pasos por un andén de estación: un poco lentos, impregnados de la sal de los recuerdos y el olor de la felicidad ajena. Y en algún lugar de esos sonidos se esconde no el celo, sino una calidez pura y cansada, esa misma que sientes cuando te das cuenta: sí, ella eligió bien. Simplemente no eres tú.