a me mi piace

El sol se extiende por la piel como si alguien hubiera puesto el verano a todo volumen y se hubiera olvidado de apagarlo. El aire zumba con frases tontas, palabras inventadas y confesiones tan honestas que dan ganas de sonreír. Todo es simple, todo funciona: café con vino, septiembre que se hace pasar por agosto y la sensación de que la vida no se mide en días, sino por la cantidad de veces que dices "me gusta". Suena como un paseo por el malecón, donde el mar bate al ritmo del corazón y el mundo de repente se vuelve ridículamente ligero. Incluso el romance más banal aquí no es almíbar, sino vitamina D. Una canción en la que la felicidad no se explica, sino que se vive. Con acento, sol y ese "me gustas tú" incomprensible pero contagioso.