HOMAGE FUNK

Parece que todo el mundo está resolviendo sus problemas en algún lugar del fondo, mientras alguien simplemente se mueve al ritmo sin hacer preguntas de más. Es muy sencillo: el cuerpo sabe qué hacer y el cerebro se toma amablemente unas vacaciones. El bajo retumba como si el corazón hubiera decidido dar una fiesta sin motivo, e incluso las paredes empiezan a bailar. La música no llama, te arrastra como un torbellino, donde la seriedad pierde el derecho de entrada. Aquí no se busca el sentido, lo sustituye el movimiento. En cada "vai jogando" se siente la confianza de quien sabe soltar el control y simplemente disfrutar del ruido de la vida. Todo a mi alrededor parpadea, como si hubieran disuelto un poco de sol en el aire, y quiero que esta repetición nunca termine.