Beauty And A Beat

Todo brilla, como si una bola de discoteca hubiera explotado en algún lugar sobre el corazón. La música late como si el mundo estuviera en pausa y la fiesta llevara tres siglos seguidos. Aquí no se trata de amor eterno, sino de un momento que quieres prolongar al menos hasta el amanecer, simplemente porque es hermoso, ruidoso y con purpurina en las pestañas. Él admira, ella brilla, Nikki inserta sus rimas características, y todo esto junto se convierte en la banda sonora perfecta para una vida donde mañana uno podría no despertar. Una mezcla de champán, flashes de cámaras y una pizca de descaro: ese es el estado de ánimo en el que incluso un "¡eh-eh-eh!" suena como una declaración de la opulencia de la existencia.