Piel de Cordero

Una noche que empezó por casualidad y terminó siendo algo que no se me quita de la cabeza. En el aire, humo, alcohol y un poco de sal de piel ajena; por la mañana, vacío y esa sensación asquerosa cuando parece que todo terminó bien, pero no en el lugar correcto. El calor aún perdura en los labios, pero por dentro ya hay hielo que no se derretirá con ningún nuevo encuentro. Hay parejas cuya pasión es como un incendio en un cubo de basura: caliente, sucio y, por alguna razón, atractivo. Aquí es más o menos así. La rudeza y la ternura van de la mano, el "lobo y el cordero" en la misma cama, donde el amor hace tiempo que dio paso a la costumbre de quemarse. Y sin embargo, se recuerda. Incluso si juraste no volver.